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Dr. James Chatters en la presentación Foto: Melitón Tapia, INAH.
La tecnología ha conseguido darle rostro a Naia, (nombrada así por sus descubridores en honor a una ninfa griega asociada al cuidado del agua) y ahora los restos que datan de hace 13,000 años de antigüedad, adquieren forma, revelando más detalles del origen del hombre en América.

Foto Melitón Tapia, INAH.
De acuerdo a un comunicado del INAH del jueves 22 de febrero, los investigadores usaron diversas técnicas de alta resolución y modelado en tercera dimensión digital, para dar una imágen clara al esqueleto descubierto en el 2014 en una zona subacuática conocida como Hoyo Negro, en Tulum, Quintana Roo en la Península de Yucatán.

El esqueleto de Naia entrando al tomógrafo del Hospital General de Especialidades de Campeche. Foto SAS-INAH.
En los estudios que encabeza la arqueóloga Pilar Luna, se cree que Naia al morir tenía una edad entre 15 y 17 años, y que por sus rasgos y de acuerdo a estudios, se cree que podría comprobar que los primeros pobladores de la Península de Yucatán tienen origen asiático siendo el Estrecho de Bering el punto de conexión entre ambos continentes.

Alberto Nava guardando una de las vértebras cervicales de Naia en un contenedor diseñado especialmente. Foto: Roberto Chávez Arce. Archivo SAS/INAH.

El esqueleto encontrado en perfectas condiciones y del cual se ha podido estudiar su ADN, no fue el único descubierto hasta este momento en ese sitio, pues existen restos de mamíferos de la época del pleistoceno tardío como tigres dientes de sable, perezosos gigantes, tapires y osos entre otros encontrados.

Cráneo de uno de los osos extintos (Arctotherium), encontrados en el sitio denominado Hoyo Negro. Foto: Roberto Chávez Arce. Archivo SAS/INAH.

Fue en el 2007 que un grupo de investigadores subacuáticos se adentraron por un oscuro túnel explorando el Cenote La Virgen en Quintana Roo, y es por la poca cantidad de luz que no les permitía ver con claridad, que nombraron al canal subterráneo como Hoyo Negro.

Según dieron a conocer los especialistas, también se han usado la tecnología para desarrollar programas informáticos específicos y así “navegar” entre las grietas del lugar, pues debido a las condiciones del entorno, entre ellas la falta de luz, permiten tener una idea más clara de la cueva sumergida.

Foto Melitón Tapia, INAH.

Gracias a uso de los registros virtuales ya consiguieron digitalizar el piso y algunas paredes en un período de dos años, indicaron que les llevaría otros dos finalizar el proceso.
Con el uso del escáner sobre el cráneo y mandíbula de Naia, los técnicos esperan realizar réplicas a escala para su estudio sin afectar los frágiles restos óseos que ahora descansan en una bóveda del Museo Nacional de Antropología. 

Tres de los huesos largos del esqueleto de Naia saliendo del tomógrafo del Hospital General de Especialidades de Campeche, para ser colocados nuevamente en su contenedor. Foto: Archivo SAS/INAH.

Algunas costillas, vértebras y huesos de las manos de Naia en proceso de desalinización en la Sección de Restauración del Centro INAH Campeche. Foto: Archivo SAS/INAH.

Esta tecnología podría aplicarse también en los siguientes descubrimientos que se realicen en Sac Actún, el laberinto de cavernas inundadas más grande que se conoce con el cual guarda conexión y que esconde en sus entrañas restos humanos y animales de distintas épocas.

¡Un impresionante trabajo de investigación que nos permitirá conocer más a fondo el gran pasado histórico de la Península de Yucatán!


EL ROSTRO DEL ESQUELETO MÁS ANTIGUO DE AMÉRICA DESCUBIERTO EN LA PENÍNSULA DE YUCATÁN

Dr. James Chatters en la presentación Foto: Melitón Tapia, INAH.
La tecnología ha conseguido darle rostro a Naia, (nombrada así por sus descubridores en honor a una ninfa griega asociada al cuidado del agua) y ahora los restos que datan de hace 13,000 años de antigüedad, adquieren forma, revelando más detalles del origen del hombre en América.

Foto Melitón Tapia, INAH.
De acuerdo a un comunicado del INAH del jueves 22 de febrero, los investigadores usaron diversas técnicas de alta resolución y modelado en tercera dimensión digital, para dar una imágen clara al esqueleto descubierto en el 2014 en una zona subacuática conocida como Hoyo Negro, en Tulum, Quintana Roo en la Península de Yucatán.

El esqueleto de Naia entrando al tomógrafo del Hospital General de Especialidades de Campeche. Foto SAS-INAH.
En los estudios que encabeza la arqueóloga Pilar Luna, se cree que Naia al morir tenía una edad entre 15 y 17 años, y que por sus rasgos y de acuerdo a estudios, se cree que podría comprobar que los primeros pobladores de la Península de Yucatán tienen origen asiático siendo el Estrecho de Bering el punto de conexión entre ambos continentes.

Alberto Nava guardando una de las vértebras cervicales de Naia en un contenedor diseñado especialmente. Foto: Roberto Chávez Arce. Archivo SAS/INAH.

El esqueleto encontrado en perfectas condiciones y del cual se ha podido estudiar su ADN, no fue el único descubierto hasta este momento en ese sitio, pues existen restos de mamíferos de la época del pleistoceno tardío como tigres dientes de sable, perezosos gigantes, tapires y osos entre otros encontrados.

Cráneo de uno de los osos extintos (Arctotherium), encontrados en el sitio denominado Hoyo Negro. Foto: Roberto Chávez Arce. Archivo SAS/INAH.

Fue en el 2007 que un grupo de investigadores subacuáticos se adentraron por un oscuro túnel explorando el Cenote La Virgen en Quintana Roo, y es por la poca cantidad de luz que no les permitía ver con claridad, que nombraron al canal subterráneo como Hoyo Negro.

Según dieron a conocer los especialistas, también se han usado la tecnología para desarrollar programas informáticos específicos y así “navegar” entre las grietas del lugar, pues debido a las condiciones del entorno, entre ellas la falta de luz, permiten tener una idea más clara de la cueva sumergida.

Foto Melitón Tapia, INAH.

Gracias a uso de los registros virtuales ya consiguieron digitalizar el piso y algunas paredes en un período de dos años, indicaron que les llevaría otros dos finalizar el proceso.
Con el uso del escáner sobre el cráneo y mandíbula de Naia, los técnicos esperan realizar réplicas a escala para su estudio sin afectar los frágiles restos óseos que ahora descansan en una bóveda del Museo Nacional de Antropología. 

Tres de los huesos largos del esqueleto de Naia saliendo del tomógrafo del Hospital General de Especialidades de Campeche, para ser colocados nuevamente en su contenedor. Foto: Archivo SAS/INAH.

Algunas costillas, vértebras y huesos de las manos de Naia en proceso de desalinización en la Sección de Restauración del Centro INAH Campeche. Foto: Archivo SAS/INAH.

Esta tecnología podría aplicarse también en los siguientes descubrimientos que se realicen en Sac Actún, el laberinto de cavernas inundadas más grande que se conoce con el cual guarda conexión y que esconde en sus entrañas restos humanos y animales de distintas épocas.

¡Un impresionante trabajo de investigación que nos permitirá conocer más a fondo el gran pasado histórico de la Península de Yucatán!


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